Reseña

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ZULUAGA, O. et al (1988). Educación y pedagogía: una diferencia necesaria. Revista Educación y Cultura, 14, 4-9.

En palabras de los autores, la pretensión de convertir la educación en una ciencia, y en consecuencia entender las Ciencias de la Educación como un conjunto de disciplinas científicas (Pedagogía, Didáctica, Filosofía, Psicología, Antropología, Administración, etc.) que estudian la educación como un fenómeno social de forma experimental, para su planeación y control, ha generado los siguientes problemas (p. 4-5): 1. La conceptualización de las diferentes disciplinas se ha desarrollado de forma desarticulada, porque cada una responde a un cuerpo teórico diferente, y porque la enseñanza que podría ser el concepto articulador, se concibe como un acto meramente operativo (p. 5); 2. El concepto de aprendizaje desplaza al de enseñanza, con lo cual se desvalora la labor intelectual del docente al ser considerado como un supervisor de los procesos de aprendizaje que define el estado (p. 5); 3. La pedagogía se reduce a la labor de saber aplicar, en el salón de clase, las teorías producidas por otras disciplinas científicas, visto así, la pedagogía pierde la posibilidad de pensar la relación maestro-escuela-sociedad-estado-cultura (p. 5-6); y 4. Reducir la enseñanza a procedimientos operativos que conduzcan al aprendizaje, conlleva a la pedagogía y a la didáctica a ser consideradas como disciplinas aplicadas dentro de las ciencias de la educación, con lo cual deben esperar los resultados de otras ciencias para explicar lo que sucede en su disciplina (p. 6-7).

El enrarecimiento de la pedagogía, denominación que los autores dan a la desvalorización del concepto de enseñanza (p. 5), tiene consecuencias sustanciales en la formación de maestros: en primer lugar imposibilita que el concepto de enseñanza sea el concepto articulador entre teorías y practica, con lo cual se pierde toda posibilitar de problematizar e investigar en este campo; en segundo lugar se asume los simulacros de enseñanza como espacios validos de practica, cuando estos no generan las condiciones reales del ejercicio de la enseñanza; en tercer lugar no se plantea que el maestro se piense (enseñanza), sino que piense en el niño (aprendizaje), reafirmando una postura de reproducción de conocimientos y métodos y no una postura creativa e intelectual; finalmente, se forman maestros en función de las necesidades laborales operativas, y no como intelectuales que piensen la sociedad y que la transformen a través de su practica (p. 8-9).

Los autores consideran que se debe rescatar la capacidad articuladora del concepto de enseñanza y colocar la práctica de la enseñanza como campo aplicado de la pedagogía. La enseñanza como concepto es lo que permite que la pedagogía entre en dialogo con otras disciplinas para pensar los procesos educativos. Es en este dialogo entre el conocimiento, su lógica y desarrollo (disciplina) con el tipo de sujeto y sociedad que se desea (pedagogía), donde es posible pensar el qué, cómo, para qué, para quién, con qué y en donde se va a enseñar, lo que constituye la didáctica. Los desarrollos de la filosofía, la psicología, la antropología, la administración, entre otras, realizan importantes aportes tanto en la dimensión Pedagógica como en la Didáctica, pero en relación con el concepto de enseñanza, dialogo que a su vez enriquece las perspectivas de estas disciplinas (p. 7-8).

Reseña tomada de: http://www.iered.org/wiki/ZuluagayOtros1988