VERSION|fp-0.909.1|SUBJECT|El Docente como Gestor|CONTENT|Una y otra vez me he visto en situaciones de motivar a otros (representación estudiantil, proceso de acreditación de alta calidad, utilización de software libre, y más recientemente sobre el rol del docente), y una y otra vez han salido personas que participan indicando muchas razones por las cuales, lo que se propone, no es viable. Sin embargo, hace poco, en un diplomado que estábamos dando a un grupo de docentes universitarios en la ciudad de Armenia (Colombia), uno de mis colegas dijo algo que, aunque en el fondo ha sido uno de los principios que han fundamentado mi actuar, yo no lo habría podido explicitar de forma tan clara. EF dijo "... si quisiéramos, podríamos enunciar mil argumentos, todos objetivamente razonables, para no hacer las cosas; pero lo que se esta proponiendo no es eso, sino que miremos porque, a pesar de todo ello, vale la pena hacerlo ..." El comentario se hizo porque en el trabajo que se venia adelantando con estos profesores, se pretendía mostrar que el trabajo docente, y particularmente a nivel universitario, no puede ser únicamente dar clases. La intención era mostrar que el docente debe ser un gestor de procesos que articulen docencia, investigación y proyección social (las tan trilladas y nunca bien entendidas funciones de la Universidad que se expresan en la Ley 30 del 93). Los argumentos que ellos daban en contra eran validos: la mayoría de los que estaban en ese diplomado eran profesores ocasionales o de hora cátedra así que no había ni estabilidad laboral, ni interés en asumir transformaciones que no se las estaban pidiendo; el cuerpo directivo de la institución (otros docentes desde la visión clásica, y con presiones de las políticas gubernamentales) tienen claro que la labor docente que se reconoce es la de dictar clases (igual sucede en todas las universidades), y lo que se haga por aparte es extra y no tiene reconocimiento monetario; si dando todas las clases del semestre, a veces no se alcanza a dar todo el contenido, mucho menos se logrará haciendo otro tipo de actividades, a menos que se hagan en horarios extras, lo cual ni profesores ni estudiantes están dispuestos; entre otras muchas que se enunciaron. Aunque sería interesante hacer una disertación sobre cada una de estas razones, el punto importante es que efectivamente existen muchos argumentos "objetivamente razonables" para dejar que las cosas se hagan igual, sin embargo la pregunta que cabria hacerse es ¿Por que hay personas que a pesar de todo ello, se empeñan en hacer las cosas diferentes?, y creo que la respuesta esta en las apuestas que están personas hacen en su vida, y este para mi es el punto fundamental. Es muy común encontrar personas que terminan haciendo lo que no les gusta, por dinero (generalmente), por que no se le presentaron más opciones, por presión familiar y/o social, porque pensó que le gustaba y luego no y después no fue capaz de buscar otras opciones, por mencionar algunas. Lo que evidentemente ocasiona que no haya "pasión" en aquello que se hace, y la pasión no es racional ni objetiva, es emocional, y cuando además hay determinación (o tal vez un poco de orgullo) ante esto, no hay ni argumentos, ni dificultades, ni obstáculos que detengan, simplemente "se hace o se hace". Pero detrás de este planteamiento hay uno más profundo, y es el que esta pasión surge cuando lo que quieres alcanzar te hace "feliz", te "satisface", te "realiza" como persona, y lo que parece evidenciarse en el mundo de hoy, es que cada vez hay mayor distancia entre aquello que "nos hace feliz" (que se empieza a ver tan lejano como utópico) y aquello que "tenemos que hacer", ¿será acaso otra de las consecuencias de esta sociedad centrada en el capital?, o desde otra perspectiva ¿sera otra de las consecuencias del postmodernismo?. La sociedad se refleja en múltiples aspectos, y en todos ellos pareciera evidenciarse que cada vez es más difícil ser feliz, que hay mayor descontento, tristeza, desilusión, tal vez ello explica también el creciente aumento de espacios o situaciones (deportes extremos, vicios, etc.) que las personas buscan para liberarse de estas tensiones. Si se asume la realidad como una construcción colectiva (lo que implica aceptar la influencia de la sociedad en nuestras concepciones), tal vez el punto no sea buscar la felicidad, sino construirla en nuestro interior a partir de lo que tenemos aquí y ahora. Considero que la felicidad no es ausencia de problemas, tristezas, decepciones, sino de realización, y la pregunta que yo me haría es ¿cómo puedo realizarme como persona con lo que soy y con lo que tengo?. Cuando estaba haciendo mi pregrado en ingeniería y me dí cuenta que la docencia podría ser un posible campo de trabajo, lo deseche porque no consideraba que tuviera las cualidades para dar clases (entre ellas la paciencia), pero en el fondo, lo que me aterrorizaba era sentir que en algún momento, la monotonía me abrumaría. Sin pretenderlo, me fui relacionando con personas y experiencias en el ámbito docente, y ahora estoy más cerca de la docencia que de mi sector profesional. Pero ahora tengo una visión diferente de la docencia, una concepción que he aprendido y construido con otros, y es el de ser un gestor de procesos educativos. Esta concepción de docente no es sencilla, implica más esfuerzo y más problemas, pero también satisfacción al poder sintonizar expectativas personales con mi trabajo. A propósito de esta reflexión, recordé una lectura de esas que llegan sin buscarlas, pero que penetran en el alma por llegar en momentos y circunstancias muy especiales. Esta lectura tiene además la connotación, de intentar ser un referente de motivación en el trabajo que una amiga realizo en el CE-FIET (2001-2002)... aun mantengo la tarjeta en mi nochero para recordarlo, de cuando en vez, el mensaje: [i]"Los guerreros de la luz se reconocen por la mirada. Están en el mundo, forman parte del mundo, y al mundo fueron enviados sin alforjas ni sandalias. Muchas veces son cobardes. No siempre actúan acertadamente. Los guerreros de la luz sufren por tonterías, se preocupan por cosas mezquinas, se juzgan incapaces de crecer. Los guerreros de la luz de vez en cuando se consideran indignos de cualquier bendición o milagro. Los guerreros de la luz con frecuencia se preguntan que están haciendo aquí. Muchas veces piensan que su vida no tiene sentido. Por eso son guerreros de la luz. Por que se equivocan. Porque se preguntan. Porque continúan buscando un sentido... y terminan encontrándolo."[/i] Para quienes les interese la referencia de este escrito: COELHO, Paulo. Manual del guerrero de la luz. Bogotá: Planeta, 1993. p. 98. |AUTHOR|ulises|DATE|1135445108|CATEGORIES|22|